domingo, 18 de mayo de 2014

Miedo de expresión


Cuánto tiempo, ¿eh? Es lo que te comentaba la primera vez que te escribí, Venezuela a veces se pone difícil, y yo creo que nadie pensaba que iba a ponerse tan difícil. No he querido escribirte para contarte penurias, hablar mal del país de uno nunca es agradable, y tampoco quiero que te preocupes, el venezolano siempre resuelve, y encima con una sonrisa. Aunque algunos no tenemos muy claro que eso de verdad sea una fortaleza.

Aparte de que no me necesitas a mí para contarte malas noticias, los noticieros pasarán algo que te dé una idea. Tu lees opiniones por Internet, alguna cosa confirmada de cualquier medio serio que sigas y luego enciendes la tele para buscar una noticia como tal, con investigaciones, periodistas y eso. Lo de encender la tele aquí en Venezuela lo hemos dejado de hacer. Hemos vivido unos meses de protestas casi diarias, protestas que implican situaciones peligrosas porque mucha gente ha muerto, mucha gente ha estado y está en la cárcel. Y la mayoría de esta gente son estudiantes.

Uno ante una realidad país como esta me imagino que puede imaginarse avances de noticieros con periodistas en el lugar de las protestas, avances con periodistas en las cárceles para ver la situación de los estudiantes presos. Entrevistas a autoridades que den cuenta de las investigaciones por los asesinatos, entrevistas a la gente que protesta para que diga sus razones y dé alguna idea de por qué hay tantos presos, más de 3000 según las ONG que llevan los casos.

Pues no hay nada de eso, tía. Lo que tenemos es Internet, y eso que se llama Tuiter que ha sido tan fundamental y tan arma de doble filo.

En medio de todo esto, había cierto programa con cierta periodista que se parecía mucho a la idea que uno tiene de contrastar información. Esta periodista cuenta que su abuela fue sobreviviente al holocausto, decía que lo que mató a tantos judíos fue la indiferencia, y ella como periodista no se podía permitir censurarse. Son varias las quejas por la indiferencia de muchos venezolanos, ¿pero cómo no va a haber indiferencia cuando la gente está desinformada? La penetración de Internet en Venezuela en 2013 fue del 45%, o sea que la televisión aquí sigue siendo el medio de información masivo. Y el gobierno cuenta con un canal con contenido cien por ciento a favor de ellos. Si tu no le das a la gente información contrastada no va a poder opinar, no va a poder decidir con bases quiénes son, allá arriba en el Olimpo de la política, los que se acercan más a la razón.

Esta periodista se llama Shirley y su programa era de entrevistas. Me gustaba mucho su manera inteligente de preguntar, lo preparada que lucía acerca de sus entrevistados, lo neutral que permanecía. Lo que uno cree que es un periodista. Invitaba a personajes con visiones, funciones, y posiciones distintas; a todos los entrevistaba igual. Veía con gusto cómo entrevistaba a los personajes con los que yo estaba de acuerdo, eso me servía para evaluar si yo estaba en lo correcto apoyándolos. Lo que uno hace con la información, vaya.

A finales del mes pasado vino a este nuestro país el nobel de literatura Mario Vargas Llosa, vino a apoyar de alguna manera la causa de los estudiantes. Ir a un país a opinar sobre una situación política tan delicada es un riesgo que me imagino que pueden permitirse ciertos letrados de este nivel, y de paso se le agradece su sabiduría. La entrevista fue postergada el primer día por una cadena nacional, el día previsto para volverla a transmitir unos avances redujeron el tiempo del programa al aire y una parte importante de la entrevista fue suprimida. El canal no se comprometió con nueva fecha para pasar la entrevista completa. Shirley renunció al canal. Alegó que ella se había comprometido con su audiencia a mantenerlos informados, y ante el primer atisbo de censura ella reaccionó.

Dada la importancia del entrevistado y la facilidad que uno supone que tiene esta gente para decir lo que piensa y decirlo apropiadamente, hay razones de sobra para entender que el nobel fue censurado. Los medios tienen miedo. El Oscar no fue transmitido por el canal que lo hacía desde hace 39 años por miedo de que a algún artista se le ocurriera apoyar la causa de los estudiantes. Y eso que al gobierno no le importa la opinión internacional. No le importa pero hay un canal de noticias colombiano que ya no puede salir al aire. Los medios televisivos tienen miedo porque nadie quiere quedarse sin trabajo y sin dinero, en cambio los periódicos siguen trabajando con las uñas porque el gobierno no les da divisas para comprar papel. Los periódicos digitales solían ser modernidad, ahora son necesarios.

Nadie es quien para criticar el derecho que tiene alguien, llámese ese alguien un medio masivo, a cuidar su trabajo y por lo tanto su sustento. Pero los ciudadanos tenemos derecho a estar informados. El asunto no es que el medio sea bueno, o sea amarillista, el asunto es que tenemos derecho a tomar esa decisión por nosotros mismos.

El gobierno a pesar de todo habla de una guerra comunicacional sumada una guerra económica. Tía me da mucha tristeza e indignación pensar que tenemos gente en el poder a la que la opinión contraria en televisión no le deja gobernar.

Me gustaría ver qué pasa en Venezuela si todos los problemas que escuchamos en la calle salieran en los noticieros, y los venezolanos en su mayoría pudieran formarse una idea, así como te la formas tú, de que su situación personal es la de toda Venezuela. Y de que un país con estos recursos no tiene ninguna necesidad de estar así, que en otros sitios se vive mejor y no tienen tanto dinero, que en otros países la gente sale a la calle de noche y no le pasa nada, que usar transporte público en otras ciudades es preferible a ir en carro, que se puede viajar y ya, sin pedirle divisas a nadie, y que hay mucha gente que el solo hecho de pensar en hacer cola para comprar café le parece humillante, como de hecho lo es.

Y si fuera verdad que todo esto es una guerra para tumbar al gobierno y no dejarlo gobernar, que por favor hayan periodistas que lo investiguen y que el ciudadano de a pie decida. Yo creo que es eso a lo que le tiene miedo el gobierno, tía.

Un abrazo de disculpas, a veces las cartas difíciles son inevitables.

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