martes, 10 de septiembre de 2013

Mundiales



Tía, si algo le hace falta a Venezuela, es ganar un mundial.



Recuerdo siempre con una sonrisa de estas enternecidas, la alegría, en el sentido más amplio y extenso de esa palabra, de los españoles después de aquel gol de Iniesta. Es imposible no entender el fanatismo del fútbol en momentos como esos. Pero eso no era solo pasión por el fútbol, era un país entero siendo observado por el mundo, y proclamarse "campeón mundial" enciende nacionalismos de esos bonitos. Sentimientos unánimes de pertenencia a algo. La felicidad compartida de esa manera se eleva a una potencia infinita.



Era imposible ver eso sin tener ganas de vivir algo igual. Y acto seguido fantasear. Sabes que cuando uno sueña lo hace a lo grande, para qué suspirar por una clasificación si puedes hacerlo con ganar. Pasa que luego escuchas a Farías y los suspiros de repente resoplan. Pero tía, la Vinotinto más venezolana no puede ser, decepciones un día y esperanzas locas al siguiente, como tantas cosas en este país.


Y ahí va la mente, poniendo pantallas gigantes en las calles y llenando de conversaciones sobre fútbol las reuniones. Quizás uno se vuelve loco y hasta logra acabar en su fantasía reuniones enteras sin llegar a ningún tema político. Todo es jugadores, pases espectaculares, predicciones, y tácticas propias de entrenadores profesionales.

Y nacionalidad venezolana. Punto. Queremos lo mismo todos por primera vez en años. Hay un solo país ideal, y ese país ideal es ganador. Hay opiniones tan distintas sobre cuestiones más delicadas que a veces nos hacen replantearnos que seamos todos del mismo lugar, ¿por qué mi idea de país será tan distinta a la de alguna gente? Esto nos unificaría. Y a veces me da por ponerme romántica y creer que esa unión nos haría lograr una Venezuela que ahorita cuesta imaginar.


Te escribo estas cosas a ti porque eres mi tía y sé que me entiendes y si no, te entretienes. Pero conozco gente que me leería y diría que bastantes problemas tienen los países con sus crisis como para que algo como hombrecitos tras un balón los solucione. Pero no se trata de solución a grandes problemas, se trata de que los países necesitan que su gente crea en ellos, apueste por ellos y que la convicción sea de que con ciertos equipos es imposible perder. Y a veces algo tan simple como el fútbol lo logra.


A Venezuela le hace tanta falta que crean en ella.


Y a la Vinotinto también.



P.D. Puedes seguir por instagram al autor de la caricatura que te adjunto, no tiene desperdicio.

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